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Expresión que indica el deber humano y cristiano de compartir y repartir los bienes que cada hombre ha recibido de Dios en la vida. Es uno de los principios básico del mensaje cristiano: el deber de "dar a los demás gratuitamente lo que se ha recibido gratuitamente." (Mt. 10.8)
Esto afecta no sólo a los bienes materiales: riquezas, comida, vestido, salud; sino a los más valiosos de la mente y del corazón: cultura, amistad, seguridad, tiempo, acogida, comprensión; y sobre a todo a los espirituales: la fe, la caridad, la esperanza en la salvación.
El Evangelio exige a los educadores de la fe que se enseñe no tanto teóricamente cuanto en forma de experiencias cristianas auténticas a compartir y a repartir, sabiendo que lo que se reparte, como el dinero, exige desprendimiento o sustitución de algo material por algo superior que es lo espiritual; y que lo que se comparte, como es el amor, enriquece sobre todo al que lo da a manos llenas.
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